Pensamientos filosóficos, evidencias científicas y refutación contra los dogmas religiosos.

 



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viernes, 26 de febrero de 2010

El Gallo Cantó Nuevamente

Epílogo del Autor

El hijo de un pastor protestante, convertido mediante los esfuerzos de su esposa que ha abandonado la Iglesia Católica y no deseando caer nuevamente, me dijo recientemente: “Tú puedes ver las cosas de una manera ó de la otra.”  Si, tú puedes.  Pero también puedes leer las fuentes y comparar los argumentos de un lado contra los del otro lado.

Eso es lo que pido.

Primero el estudio de la literatura primitiva de la Cristiandad, especialmente la Biblia, cuya lectura por los laicos fue prohibida durante siglos por la Iglesia y por una buena razón, aunque hoy ésta lo negará.  Fue Nietzche quien mientras tanto escribió sobre los evangelios que no puedes leer con la suficiente precaución.

Después estudiar la literatura secundaria, tanto desde la perspectiva histórica-crítica como también desde la perspectiva de los teólogos Católicos y Protestantes.  Exhorto por la presente el estudio no solamente de la escuela anti-cristiana.  Le será suficiente al lector que duda mi interpretación leer uno o dos libros por teólogos histórico-críticos Cristianos, tal vez Rudolf Bultmann, Martin Dibelius, Martin Werner, Carl Schneider, Hans Conzelmann ó Fritz Buri, y compararlos contra los múltiples relatos dados por teólogos conservadores e historiadores de la iglesia.  Recomiendo especialmente la lectura de los escritos Cristianos, asumiendo que el lector los compare a algunas pocas palabras de sus oponentes.  No existe mejor forma de convencerse a uno mismo de la verdad histórica que mediante tal ejercicio.

Que yo conozca no existe una comunidad sin denominación ú atea la cual prohíba a sus miembros la lectura de escritos Católicos ó Protestantes.  ¿Porqué entonces, las prohibiciones de la Iglesia Católica?  ¿Porqué el Indice?  ¿Porqué el juramento contra el modernismo?  ¿Porqué el permiso eclesiástico para imprimir?  Acaso son sus seguidores y teólogos menos independientes espiritualmente que los seguidores de sus oponentes?  No.  La historia, lógica y ética son claramente opuestas a las enseñanzas y prácticas de la Iglesia, por lo cual se abstiene de la Ilustración y debe prohibir la lectura de trabajos críticos, mientras sus oponentes por el otro lado se pueden permitir incluso a promover el estudio de los escritos de la Iglesia.

Esa es la distinción que en conclusión recomiendo a la reflexión del lector.

Karlheinz Deschner (Epílogo a la edición revisada, 1986)

domingo, 21 de febrero de 2010

Piden perdón Legionarios de Cristo por abusos de Marcial Maciel

A continuación transcribo una nota publicada en Milenio Noticias el día de hoy.  Lo más ridículo es que los Legionarios de Cristo pretendan seguir lucrando con la imagen del padre Maciel después de habérsele reconocido sus crímenes.  También es despreciable que declaren que "Dios así lo permitió", es decir, que Dios estuvo de acuerdo en permitir tales crímenes cometidos por Maciel y por lo tanto se vuelve un cómplice.  Como si el hecho de que Dios lo haya permitido haga menos despreciable y justifique las malas acciones de su fundador.

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Ante más de 10 mil asistentes al Encuentro Juventud y Familia del Regnum Christi en esta ciudad, el padre Evaristo Sada reconoció que “hemos cometido errores” y “debemos identificar las causas, asumir las consecuencias y corregir con determinación lo que haya que corregir para que no vuelva a suceder”.


Dom, 21/02/2010 - 10:43

El fundador de los Legionarios de Cristo falleció en 2008. Foto: Archivo

En México, Evaristo Sada el secretario general de los Legionarios de Cristo reiteró el perdón de la congregación a las víctimas de abuso sexual de su fundador Marcial Maciel y puntualizó “nos pesa sinceramente lo que la iglesia y estas personas han sufrido”.

Ante más de 10 mil asistentes al Encuentro Juventud y Familia del Regnum Christi en esta ciudad, el padre Evaristo Sada reconoció que “hemos cometido errores” y “debemos identificar las causas, asumir las consecuencias y corregir con determinación lo que haya que corregir para que no vuelva a suceder”.

Mientras está por concluir la Visita Apostólica a los Legionarios de Cristo, destacó que la lección de humildad también ha sido, en su caso, para aceptar la realidad de la vida del fundador de su congregación, Marcial Maciel.

“Para aceptar que, cuando viví con nuestro fundador, no vi las cosas negativas que ahora conocemos; no las vi, sólo fui capaz de ver lo bueno y no me di cuenta de lo malo. Dios así lo permitió. Ahora que las conozco, me duele mucho constatarlo, me duele por las personas que han sufrido, me duele que se haya provocado desprestigio al sacerdocio católico. Oro por él, oro mucho por él. Lo acepto también como parte de mi historia aunque me haga sufrir el ser blanco de sospechas y desconfianza. Pero se lo ofrezco a Dios como reparación. Reparar es parte importante en la vida del sacerdote. Cuando el sacerdote ve pecados debe ser un estímulo para amar más y entregarse a Dios con más generosidad. Lo ofrezco por aquellas personas que han sufrido más y que se han sentido incomprendidas por poco o mucho tiempo. Lo ofrezco por la Iglesia que se ha visto dañada. Humildad para reconocer el dolor tan grande que siento cuando me doy cuenta de que el instrumento del que Dios se valió para darme tantas cosas buenas, hizo también daño a otras personas”,

En su exposición ¿Cómo caminar sobre agua sin hundirse? también desarrolló al comienzo de su testimonio un paralelismo entre el momento actual de la Legión y la escena del cuadro “La tempestad”, de Rembrandt: “La tormenta en que nos hemos visto envueltos no se la hubiera imaginado nadie. Es tremenda”, dijo, “comprendo que haya decepción, tristeza y desconcierto. No es para menos”, reconoció. Aún así, “lo más importante es que Jesús está en la barca, trata de mantenernos a todos a bordo, unidos y en confianza. Quiere llevarnos a la otra orilla, donde está Dios Padre esperándonos con los brazos abiertos”, dijo.

Reconoció haber aprendido “a comprender mejor la debilidad humana” y “a no juzgar a las personas”, como una lección de misericordia de Dios: “El vino nuevo que necesitamos es el del perdón, de la reconciliación, de la humildad, de la misericordia, una vida de amor y reparación. Entender verdaderamente el poder de la misericordia puede cambiar nuestra vida para siempre”.

Eugenia Jiménez/Milenio

miércoles, 17 de febrero de 2010

La Abjuración de Galileo

Les invito a visitar el siguiente enlace publicado por Pierre Dubarri.  Al leerlo se puede sentir en las líneas de su confesión ante las autoridades eclesiásticas la impotencia de la cual era sujeto Galileo Galilei. Que hubiera sido del mundo científico de no haber sido por el desafío de hombres inteligentes y valientes como él.


http://www.elaverno.net/?p=924

domingo, 14 de febrero de 2010

¿Porqué no soy cristiano?

PREFACIO DE BERTRAND RUSSELL

La nueva publicación de varios ensayos míos, relativos a temas teológicos, realizada
por el profesor Edwards, es para mí una causa de gratitud, especialmente por sus admirables observaciones preliminares. Me alegra en particular que me haya dado una oportunidad de afirmar otra vez mis convicciones sobre los temas de que tratan los diversos ensayos.

Recientemente, ha habido un rumor de que yo era menos contrario a la ortodoxia reli-
giosa de lo que había sido. Ese rumor carece totalmente de fundamento. Creo que todas las grandes religiones del mundo —el budismo, el hinduismo, el cristianismo, el islam y el comunismo— son a la vez mentirosas y dañinas. Es evidente, como materia de lógica que, ya que están en desacuerdo, sólo una de ellas puede ser verdadera. Con muy pocas excepciones, la religión que un hombre acepta es la de la comunidad en que vive, lo cual hace obvio que la influencia del medio es la que le ha llevado a aceptar la religión en cuestión. Es cierto que la escolástica inventó lo que sostenía como argumentos lógicos que probaban la existencia de Dios, y que esos argumentos, u otros similares, han sido aceptados por muchos filósofos eminentes, pero la lógica a que apelaban estos argumentos tradicionales es
de una anticuada clase aristotélica rechazada ahora por casi todos los lógicos, excepto los católicos. Hay uno de estos argumentos que no es puramente lógico. Me refiero al argumento del designio. Sin embargo, este argumento fue destruido por Darwin; y, de todas maneras, sólo podría ser lógicamente respetable mediante el abandono de la omnipotencia de Dios. Aparte de la fuerza lógica, para mí hay algo raro en las valuaciones éticas de los que creen que una deidad omnipotente, omnisciente y benévola, después de preparar el terreno mediante muchos millones de anos de nebulosa sin vida, puede considerarse adecuadamente recompensado por la aparición final de Hitler, Stalin y la bomba H.

La cuestión de la verdad de una religión es una cosa, pero la cuestión de su utilidad es otra. Yo estoy tan firmemente convencido de que las religiones hacen daño, como lo estoy de que no son reales.
El daño que hace una religión es de dos clases, una dependiente de la clase de creen-
cia que se considera que se le debe dar, y otra dependiente de los dogmas particulares en que se cree. Con respecto a la clase de creencia, se considera virtuoso el tener fe, es decir, tener una convicción que no puede ser debilitada por la prueba en contrario. Ahora bien, si la prueba en contrario ocasiona la duda, se sostiene que la prueba en contrarío debe ser suprimida. Mediante tal criterio, en Rusia los niños no pueden oír argumentos en favor del capitalismo, ni en Estados Unidos en favor del comunismo. Esto mantiene intacta la fe de ambos y pronta para una guerra sanguinaria. La convicción de que es importante creer esto o aquello, incluso aunque una investigación libre no apoye la creencia, es común a
casi todas las religiones e inspira todos los sistemas de educación estatal. La consecuencia es que las mentes de los jóvenes no se desarrollan y se llenan de hostilidad fanática hacia los que tienen otros fanatismos y, aun mas virulentamente, hacia los contrarios a todos los fanatismos. El hábito de basar las convicciones en la prueba y de darles sólo ese grado de seguridad que la prueba autoriza, si se generalizase, curaría la mayoría de los males que padece el mundo. Pero, en la actualidad, la educación tiende a prevenir el desarrollo de dicho hábito, y los hombres que se niegan a profesar la creencia en algún sistema de dogmas infundados no son considerados idóneos como maestros de la juventud.

Los anteriores males son independientes del credo particular en cuestión y existen
igualmente en todos los credos que se ostentan dogmáticamente. Pero también hay, en la mayoría de las religiones, dogmas éticos específicos que causan daño definido. La condenación católica del control de la natalidad, sí prevaleciese, haría imposible la mitigación de la pobreza y la abolición de la guerra. Las creencias hindúes de que la vaca es sagrada y que es malo que las viudas se vuelvan a casar causan un sufrimiento innecesario. La creencia comunista en la dictadura de una minoría de Verdaderos Creyentes ha producido toda clase de abominaciones.

Se nos dice a veces que sólo el fanatismo puede hacer eficaz un grupo social. Creo
que esto es totalmente contrarío a las l ecciones de la historia. Pero, en cualquier caso, sólo los que adoran servilmente el éxito pueden pensar que la eficacia es admirable sin tener en cuenta lo que se hace. Por mi parte, creo que es mejor hacer un bien chico que un mal grande. El mundo que querría ver sería un mundo libre de la virulencia de las hostilidades de grupo y capaz de realizar la felicidad para todos mediante la cooperación, en lugar de mediante la lucha. Querría ver un mundo en el cual la educación tienda a la libertad mental en lugar de a encerrar la mente de la juventud en la rígida armadura del dogma, calculado para protegerla durante toda su vida contra los dardos de la prueba imparcial. El mundo necesita mentes y corazones abiertos, y éstos no pueden derivarse de rígidos sistemas, ya sean viejos o nuevos.

BERTRAND RUSSELL
Traducido por Josefina Martínez Alinari

El texto completo lo pueden bajar de:

sábado, 13 de febrero de 2010

El Mito del Caos Moral por una Sociedad Secular

Autor: Sam Harris

Uno no puede criticar a los dogmas religiosos sin encontrarse la siguiente afirmación, establecida como si fuera un hecho natural evidente en sí mismo: no existe una base para la moralidad secular. La violencia y matanza de niños solamente puede estar realmente mal, nos dicta la forma de pensar, si existe un Dios que dice que lo es. De otro modo, el bien y el mal serían meras cuestiones de construcción social y cualquier sociedad estaría en libertad de decidir que violar y matar niños es de hecho una forma integral de diversión familiar. En la ausencia de Dios, John Wayne Gacy serían una mejor persona que Albert Schweitzer , si solo más gente estuviera de acuerdo con él.

Es simplemente impresionante cuán generalizado es este temor del caos moral secular, dados los múltiples errores sobre la moralidad y la naturaleza humana que se requieren para dejar un remolino en el cerebro de cualquier persona. Indudablemente existe mucho que decir contra el vínculo espurio entre fe y moralidad, pero los siguientes tres puntos deben ser suficientes:

1. Si un libro como la Biblia fuera el único patrón confiable para la decencia humana que tuviéramos, sería imposible (práctica y lógicamente) no criticarla en términos morales. Sin embargo es extraordinariamente fácil criticar la moralidad que uno encuentra en la Biblia, ya que en su mayoría es simplemente detestable e incompatible con una sociedad civil.

La noción de que la Biblia es la guía perfecta para alcanzar la moralidad es asombrosa, dados los contenidos del libro. Sacrificios humanos, genocidio, esclavitud y misoginia son celebrados consistentemente. Desde luego, el consejo de Dios hacia los padres es refrescantemente recto: cuando un niño se sale de la línea, debemos golpearlos con un palo (Proverbios 13:24, 20:30 y 23:13-14). Si se atreven a contestarnos con desvergüenza, entonces debemos matarlos (Exodo 21:15, Levítico 20:9, Deuteronomio 21:18-21, Marcos 7:9-13 y Mateo 15:4-7). También debemos lapidar a muerte a la gente por herecía, adulterio, homosexualidad, trabajar en Sábado, adorar a imágenes grabadas, practicar la brujería y una gran variedad de crímenes imaginarios.

La mayor parte de los Cristianos imaginan que Jesús terminó con este barbarismo y nos entregó una doctrina de amor puro y tolerancia. No lo hizo así. (Ver Mateo 5:18-19, Lucas 16:17, 2 Timoteo 3:16, 2 Pedro 20-21, Juan 7:19.) Cualquiera que crea que Jesús solo enseñó la Regla de Oro y de ama a tu prójimo debe regresar a leer el Nuevo Testamento. Y ponga especial atención a la moralidad que se desplegará si Jesús alguna vez regresa a la tierra trayendo nubes de gloria (e.g., 2 Tesalonicenses 1:7-9, Hebreos 10:28-29, 2 Pedro 3:7 y todo el libro de Revelaciones).
No fue un accidente que Santo Tomás de Aquino pensó que a los herejes se les debería dar muerte y que San Agustín que deberían ser torturados. (Pregúntese usted mismo ¿cuáles son las posibilidades de que estos buenos doctores de la Iglesia no hayan leído el Nuevo Testamento lo suficiente para descubrir el error en su forma de proceder?) Como una fuente de moralidad objetiva, la Biblia es uno de los peores libros que tenemos. De hecho podría ser el peor- si no es que tuviéramos el Corán.
Es importante anotar que nosotros decidimos lo que es bueno en el Gran Libro. Leemos la Regla de Oro y la juzgamos como una destilación brillante de muchos de nuestros impulsos éticos; leemos que una mujer que no sea virgen en su noche de bodas debe ser apedreada a muerte y nosotros (si somos civilizados) decidimos que ésta es la locura más vil imaginable. Nuestras propias intuiciones éticas son, por lo tanto, básicas. Entonces la elección que se presenta ante nosotros es simple: podemos ya sea tener una conversación del siglo veintiuno sobre la ética – aprovechando todos los argumentos y descubrimientos científicos a nuestro alcance que han sido acumulados durante los últimos dos mil años de la disertación humana – o bien nos resguardamos a una conversación del primer siglo como se preserva en la Biblia.

2. Si la religión fuera necesaria para la moralidad, debería haber evidencia de que los ateos son menos morales que los creyentes.

La gente de fe frecuentemente alega que el ateísmo es responsable de los crímenes más apabullantes del siglo veinte. ¿Realmente los ateos son menos morales que los creyentes? Mientras es verdad que los regímenes de Hitler, Stalin, Mao y Pol Pot fueron antirreligiosos en grados variables, no fueron especialmente racionales. De hecho, sus pronunciamientos públicos fueron no más que pequeñas letanías de falsas ilusiones – sobre la raza, economía, identidad nacional, la marcha de la historia y los peligros morales del intelectualismo. En mucho aspectos, la religión fue directamente culpable inclusive aquí. Considere el Holocausto: el anti-semitismo que construyó los crematorios, ladrillo por ladrillo, fue una herencia directa de la Cristiandad Medieval. Por siglos, los Cristianos europeos han catalogado a los judíos como la peor de las especies de herejes y les han atribuido todos los males de la sociedad solo por su presencia continua entre los fieles.

Mientras que el odio a los Judíos en Alemania se expresó a si mismo predominantemente en una forma secular, sus raíces fueron indudablemente religiosas –y la demonización religiosa explícita de los judíos de Europa continuó a lo largo de ese periodo. (El mismo Vaticano perpetuó la sangrienta calumnia en sus periódicos hasta 1914.) Auschwitz, el Gulag y los campos de concentración no son ejemplos de lo que sucede cuando la gente se vuelve demasiado crítica sobre creencias injustificadas; por el contrario, estos horrores atestiguan los peligros de no pensar con la suficiente crítica sobre ciertas ideologías seculares. Sin necesidad de manifestarlo, un argumento racional contra la fe religiosa no es un argumento para la adopción ciega del ateísmo como un dogma. El problema que los ateos exponen no es otro que el de los dogmas en sí mismos –de los cuales las religiones tienen más que una generosa porción. No conozco ninguna sociedad en la historia registrada que haya sufrido porque la gente haya sido muy razonable.
De acuerdo al Reporte del Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (2005), las sociedades catalogadas como más laicas –países como Noruega, Islandia, Australia, Canadá, Suecia, Suiza, Bélgica, Japón, Holanda, Dinamarca y el Reino Unido – son las más sanas, como lo señalan los parámetros de expectativa de vida, índices de analfabetismo, ingreso per-cápita, logros escolares, igualdad de género, índices de homicidios y mortandad infantil. Contrariamente, las cincuenta naciones que han sido catalogadas como las más pobres por las NU en términos de desarrollo humano son invariablemente religiosas. Por supuesto, datos correlacionados de este tipo no resuelven las cuestiones de la causalidad – la creencia en Dios puede llevar a una disfunción como sociedad, la disfunción como sociedad puede fomentar la creencia en Dios, cada factor posibilita al otro, ó ambos pueden surgir de una fuente más profunda de malicia. Dejando atrás el problema de causa y efecto, estos factores prueban que el ateísmo es perfectamente compatible con las aspiraciones fundamentales de una sociedad civil; también prueban, en forma conclusiva, que la fe religiosa no hace nada por asegurar el bienestar de una sociedad.
Si la religión realmente proporcionara la única base objetiva concebible para una moralidad, sería imposible proporcionar una base objetiva no-teística para la moralidad. Pero esto no es imposible; de hecho es muy fácil.

Claramente, podemos pensar de fuentes objetivas del orden moral que no requieren de la existencia de un Dios que da leyes. En Al Final de la Fe, argumenté que los cuestionamientos sobre moralidad realmente son preguntas sobre la felicidad y el sufrimiento. Si existen formas objetivas de vivir mejor ó peor la vida para maximizar la felicidad en este mundo éstas tendrían que ser verdades morales objetivas que valga la pena conocer. Si alguna vez estaremos en la posición de descubrir estas verdades y aceptarlas no se puede saber por adelantado (y este es el caso para todas las preguntas de hechos científicos). Pero si hay leyes psico-físicas que endosen el bienestar humano - ¿y porqué no las habría? – entonces estas leyes son potencialmente factibles de descubrirse. El conocimiento de estas leyes proporcionaría una base duradera para una moral objetiva. Mientras tanto, todo acerca de la experiencia humana sugiere que el amor es mejor que el odio para los propósitos de vivir felizmente en este mundo. Esta es una demanda objetiva sobre la mente humana, las dinámicas de las relaciones sociales y el orden moral de nuestro mundo. Como no tenemos nada que se le parezca a un enfoque científico final para maximizar la felicidad humana, parece casi seguro que violar y matar niños no será uno de los principales componentes.

Uno de los principales retos que enfrenta la civilización en el siglo veintiuno es que los seres humanos aprendan a hablar sobre sus preocupaciones personales más profundas – sobre la ética, la experiencia espiritual y el inevitable sufrimiento humano – en formas que no sean flagrantemente irracionales. Nada se interpone en el camino de este proyecto más que el respeto que le concedemos a las creencias religiosas. Doctrinas religiosas incompatibles han balcanizado nuestro mundo en comunidades morales separadas y estas divisiones se han vuelto una fuente continua del conflicto humano. La idea de que existe un vínculo necesario entre la fe y la moralidad es uno de los mitos principales que mantienen a la religión en un pedestal entre hombres y mujeres de otra manera razonables. Y sin embargo es un mito que se disipa fácilmente.

Sam Harris es el autor de El Final de la Fe: Religión, Terror y el Futuro de la Razón.
Sobre el autor: http://www.samharris.org/
Fuente: http://www.secularhumanism.org/index.php?section=library&page=sharris_26_3
Traducido al español por: Mauricio
Febrero 2010

lunes, 14 de diciembre de 2009

La Virgencita...

Ahh... estas fechas decembrinas nos traen tantas tradiciones milenarias. Pero nada me da más satisfacción que ver a los guadalupanos caminando de rodillas para llegar a la Villa y cantarle las mañanitas a su madre celestial. Por lo general esta madre es cariñosa, amorosa y nos da todo lo que le pedimos... bueno casi todo. De lo contrario los guadalupanos vivirían en la opulencia y esto no sería cristiano. En otras ocasiones nos deja a nuestra suerte para sufrir los embates de la economía, la naturaleza, la enfermedad y la muerte.

Estos pobres devotos que prefieren darle las gracias a esta mujer que muy cómodamente los atiende o ignora desde su trono en los cielos. Esta especie humana, que se autodenominan los guadalupanos, afirman que han tenido un buen o mal año gracias a la intervención de su virgencita santa. Claro esto es mejor que asumir cualquier responsabilidad que pueda ser inputable a sus propios esfuerzos o sus faltas. Si tuvimos un año bueno, vamos a agradecerle a la virgencita que fue tan buena con nosotros. Si tuvimos un año de la patada, se nos inundó la casa, nos robaron, nos asaltaron o perdimos el trabajo... entonces vamos a hablar con la Señora para que vea que seguimos siendo muy fervientes aunque ella, la Virgen, haya permitido tales calamidades. Seguramente tuvo una buena razón para dejarnos caer tales males. Aunque a la vecina... si esa vieja desgraciada que le fue tan bien este año y que se ve tan saludable, a ella se ve que si le hechó la mano... mírala... tan despreocupada. Espero que este año que empieza la Virgen nos nos olvide.

A esta ferviente devoción a la Virgen de Guadalupe no sé exactamente como definirla. Lo que si reconozco es que ha sido una de las mentiras más exitosas de la historia. Aquellos hombres ya escasean en la actualidad... con esa capacidad de engañar a miles de personas con un mito absurdo, pero elegantemente disfrazado con aires de verdad absoluta. Esta mentira, casi tan buena como la fábula de Jesucristo y sus alegres 12 compadres sigue creando estragos en el estado de la mente un pueblo supersticioso por tradición.

Creo que si alguien define el fervor a la Virgen de una forma contundente y creible es Gabriel Retes en su película "Nuevo Mundo". Les dejo el video a su buen juicio pero antes les pregunto, me gustaría preguntarles que es más factible que haya sucedido. ¿Que una Virgen haya bajado del Cielo a traer su mensaje de paz a los indígenas mexicanos oprimidos por los españoles? ¿O que fue un complot creado por los clérigos que buscaban una mayor cooperación (léase esclavitud mental) de los indígenas?


viernes, 11 de diciembre de 2009

Los Rostros Cambiantes de Jesús

Los Rostros Cambiantes de Jesus por Geza Vermes



Este libro, no apto para las personas que creen que la Biblia fue realmente escrita por el Espíritu Santo, discute a detalle cuales son los rostros del Jesús "histórico" por los distintos autores -si es que a Jesucristo se le puede considerar figura histórica.

El auto Geza Vermes es un escolar británico de raíces judías que fue convertido al cristianimo y que posteriormente a una edad más avanzada de su vida regresó al judaísmo.

Una biografía sobre el autor se encuentra en wikipedia si siguen el siguiente link (http://en.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9za_Vermes).

A Geza Vermes se le considera una autoridad en el estudio de los Rollos del Mar Muerto. Si esos rollos que muchas autoridades religiosas desearían jamás hubieran sido encontrados, porque añaden más argumentos que cuestionan la fe ciega sobre la Biblia y que distorsionan la visión del Jesús milagroso y redentor que han vendido y defendido durante miles de años a sus rebaños. Los rollos fueron encontrados por unos pastores en una cueva ubicada en Qumran en la región del medio oriente cerca de Israel. A estos pastorcillos en un principio les dió por usarlos de leña para calentar su hogar. Después se percataron que los rollos podrían tener algún valor y los vendieron.

Este libro de Geza Vermes es muy ilustrativo sobre las diferente opiniones que tenían los autores de la Biblia sobre Jesús. Conocemos que los evangelistas hablan sobre Jesús, es su tema central, pero no hay forma de negar que existen diferentes versiones sobre su vida. Sabemos de los 4 evangelistas: Marcos, Mateo, Lucas (los sinópticos), Juan y como olvidar a Pablo. Además están y los Hechos de Apóstoles. Si bien los sinópticos presentan a un Jesús más humano y dicharachero, Juan nos presenta un aspecto de Jesús mesiánico. Pablo por otro lado nos ofrece a un Jesús redentor y además de que lo lleva a los gentiles, porque el rabí (maestro) finalmente era un judío y pues los judíos no gustaban de compartir su religión con los no-judíos (gentiles).

Geza Vermes trata de desnudar, por así decirlo, a la figura de Jesucristo, y su objetivo es encontrar al verdadero Jesús, el hombre. Me impresionó cuanto detalle ofrece en este libro sobre las diferencias entre los manuscritos del nuevo testamento, su historia, orígenes, coincidencias, diferencias y además los relaciona con las costumbres del pueblo judío de la época en una forma vívida. Así es posible llegar a comprender el porque se utilizan ciertas expresiones en la biblia como "Hijo de Dios", "Cordero de Dios" que tan comúnmente son usadas por los católicos y cristianos -pero que no tenemos idea de donde vienen y sobre todo que significaban en aquel entonces. No se sorprendan si es que esas expresiones se usaban de formas muy distintas a las actuales.

El análisis me pareció un estudio muy serio y bien llevado sobre las diversas fuentes documentales que conocemos sobre Jesús. Lo que me pareció un poco decepcionante fueron sus conclusiones. Mis razones no las explicaré a detalle, pero basta decirles que su objetivo final es quitarle méritos a las religiones cristianas para darle mayor peso a la judía. Dejando esto de lado, el libro definitivamente es excelente en su análisis y pone al lector a pensar sobre por quien y como es que fue escrita la Biblia.

Saludos.